Ayer me desperté con una gran molestia. "Qué mala noche he debido pasar", pensé. Cuando me incorporé sentí que mi culo ya no era el mismo. Algo había cambiado desde anoche. Sentía un fastidio bastante agudo en mi glúteo derecho. "Pero, esto ayer no estaba" me dije. Pero también pensé que si estaba allí por algo sería. Al nuevo inquilino lo trendrá que ver un experto y obraremos en consecuencia. Así que me aseé, me tomé mi café y fuí a ver a mi médico de cabezera.
Por el camino me encontré con un vecino que me preguntó algo inesperado para mí por su parte. "¿A dónde vas?".La respuesta será igualmente inseperada para el lector. "Al médico". "¿Que tienes un grano en el culo? jajaja. Eso es una almorrana. Tendrás que operarte. Y eso duele... ¡Que no te pase nada!" -me deseó-. Le respondí con un gracias algo seco y seguí "viaje" hasta el ambulatorio mientras pensaba que ese tio era un listo. Una almorrana, una almorrana... ¿y el qué sabe? Igual es un simple grano de grasa o algo así... Además me dice que me tendré que operar. ¡Que se opere él si quiere, pero de otra cosa! Y así llegué hasta el ambulatorio mientras me acordaba de la familia del simpático vecino.
"Bueno días, Javier", saludé al médico. Después de explicarle mi problemilla y pasar a la camilla, me indicó que tenía un pequeño "divieso". Vamos, que un granito de nada, pero que había que extirparlo. Ahí es donde me pareció que la cosa ya estaba tomando un color algo oscuro. "¿Quitar? ¿Y por qué?" Tampoco me molestaba tanto; además, si lo tenía ahí... por algo sería... Empezé a interrogarle sobre el tema. ¿Es maligno o qué? ¿Es dolorosa la operación? ¿Sentirá algún trauma el grano al desprenderse de mi culo?. Sus respuestas eran siempre meras suposiciones. Que si hasta no extirparlo no se podría saber su contenido... que si puede ser doloroso o no según... que si, que si, que si. Le dije que me lo pensaría un poco más y me fuí con mi grano a otra parte.
Tengo un grano en el culo. Bien, o mal, no lo sé. ¿Será esto bueno? ¿Por qué tengo este grano? ¿Es un grano algo tuyo propio o es un quiste "añadido" que hay que extirpar sin más?
Tenía demasiadas preguntas sobre mi nueva situación y aún nadie me había dado ninguna respuesta salvo, "esto hay que quitar". ¿Esto? ¿Acaso el granito de marras no era más que "esto"? Aquí había algo que no me acababa de cuadrar. Todo el mundo quería solucionar mi problema de la misma manera, pero yo no lo tenía muy claro.
Fui ha hablar con mis padres a su casa con la excusa de que hacía tiempo que no habían visto a sus nietas. Después de algunos minutos de los comentarios de rigor, les expuse mi nueva e incomprendida situación. "Por supuesto que hay que sacar eso de ahí" contestaron al unísono. ¿"Eso"? ¿"Ahí?" Pero bueno, que falta de respeto hacía mi culo y su nuevo huesped, y que manía con quitar, quitar, quitar... Otros que sólo piensan en "quitar lo que a otros les sale". Como, por supuesto, no estaba contento con los resultados de mi visita familiar y las niñas ya habían acabado con todo el bizcocho de la abuela, fuí a visitar a unos cuantos amigos pensando que estos comprenderían mejor mi situación, dada la igualdad de edad y situación familiar y esas cosas.
Después de unas risas y soluciones estúpidas, decidí mandarles a la mierda. Es lo que tiene esto del afecto incondicional; que se le puede mandar a tomar algo a alguien sin que se enfade, aunque se lo digas desde lo más profundo del corazón. "¡Serán...majaderos!" (Tampoco hay que ser demasiado irrespetuoso con quien se quiere) "Pues tu mujer ha debido estar 10 años sin levantarse, porque ya no se sabe si tiene un grano en el culo o un culo en el grano..." (ahí me he pasado un poco, pero se lo merece por meterse de esa manera con mi granito)
De vuelta a casa y en la soledad de mi cuarto de baño, mientras observaba a mi despreciado amigo, comenzé a analizar todos los piropos que había recibido... el grano.
Feo, ridículo, desagradabe, peligroso, malo, asqueroso, quiste maligno... Ni una sola palabra de aprecio. Con lo mono que era él. Redondico, rosaceo, con un tamaño no demasiado grande para ser tan molesto... Nada; que me lo quedo. Y si no le gusta a alguien, que se joda.
Nunca sabré si ese grano famoso me lo quedé por cariño, miedo a la operación, angustia o nada más que por llevar la contraria a los demás e intentan aconsejarme sobre lo mejor para mí... según ellos. La verdad es que me lo quedé para mí... o igual se podría decir que él fue el que se quedó conmigo...
Bien, la verdad es que al tiempo se quitó solo y nunca más volví a saber de él.
Buscamos y buscamos consejos, pero lo único que queremos es respeto. ¿Y quién nos respeta a nosotros más que nosotros mismos?
¡Qué bueno es tener un grano en el culo de vez en cuando!
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